Aunque hablar de poesía
no es cosa propia de un viejo,
dispensadme esta manía
y en pago os daré un consejo.
El poeta, si es artista,
debe depurar su obra;
lo que no hace falta, sobra;
no es artista el repentista.
Depurar: ese es mi lema
porque de esto estoy seguro:
como la fruta, el poema
necesita estar maduro.
Y es preciso que te acuerdes,
pues por tu bien te lo digo;
créeme, poeta amigo:
no publiques versos verdes.
Si hoy tu Musa —casquivana—,
a improvisar se abandona,
no la oigas hasta mañana,
después que duerma la mona.
Domingo Rivero, 1926