Nunca afán más generoso
alentó en humano pecho:
luchaste por el derecho
de lo feo a ser hermoso.
De tu caballo la huella
aún blanquea en la llanura,
¡que el fulgor de tu locura
puso en tu lanza una estrella!
Su luz al poeta guía.
Jamás de la poesía
llegará a la cumbre suma
quien no lleve algo, potente,
de tu locura en la mente
y de tu lanza en la pluma.
Domingo Rivero